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Una persona ciega viajando, contado por ella misma

Esto va de una persona ciega viajando, ahora, está al teclado Javier, aunque por pocas líneas.

Puede que el título te haya impactado, sorprendido, o llamado la atención, sea la razón que sea que te impulsa a leer este artículo, me alegro, porque está lleno de sabiduría e inspiración, que no te quieres perder.

Primero me gustaría aclarar que todo lo publicado aquí, es con el total consentimiento de Conchi, la persona que ¨ conocerás ¨ en las siguientes líneas.

Y segundo, me gustaría aprovechar y darle las gracias, por tener el valor primero de unirse a este viaje, y segundo de querer transmitirlo de esta forma.

Porque una persona ciega viajando no se ve todos los días, y menos que se vaya con desconocidos, aún menos, a un país como la India.

Y gracias a ti, que estás leyendo esto, porque contribuyes a un mundo mejor y más accesible.

Un buen día, recibí una llamada de alguien que se quería unir a un viaje a la India, que tendría lugar el pasado mes de febrero de 2020, esa persona con la que hablé, es a la que te presento ahora.


Te dejo con Conchi:

Introducción: ¿quién es Conchi?

Empezar presentándome me resulta difícil, pues además de la vergüenza que me dan esas cosas, no sé muy bien que decir de mi misma. Mi nombre es Conchi, tengo 43 años, soy de Madrid y me considero de lo más normal. Estudié Biblioteconomía y Documentación y Trabajo Social, aunque trabajo en una banca privada como telefonista y administrativa, lo que reparto en mi día a día con algo de ejercicio, un poquito de baile latino, paseos y charlas o cañitas con amigos.

Además, me gusta mucho la montaña, esquiar y viajar, y aunque dado que soy ciega y no siempre las circunstancias se dan, procuro buscar el cómo poder seguir haciendo todo esto que tanto me gusta y me ilusiona.

En esta imagen, Conchi se encuentra de pie y riendo, en un columpio enorme situado en la ciudad de Chandigarh, en la India.
¨ Una persona ciega viajando ¨ :Conchi en un columpio pasándoselo en grande

Mis experiencias, limitaciones y estereotipos

Durante mi vida he viajado bastante no solo por España, sino por Europa y algún lugar que otro de Latino-américa, aunque cierto es que hasta hace unos tres años, principalmente viajaba en pareja…. Este cambio en mi vida creo que despertó mis miedos y limitaciones a la hora de viajar, pero la ilusión y las ganas han podido más y eso es lo que me hace cada día reinventarme y buscar la alternativa, la adaptación, o la forma de seguir haciendo esto que tanto me gusta y me aporta en mi vida.

Con esto no quiero decir que no existan limitaciones, soy consciente de que las tengo claro está, pero…. limitaciones tenemos todos, aunque distintas, y pienso firmemente que muchas de ellas están en nuestra mente y la mente, junto con los miedos, son nuestros peores enemigos. Además, no es fácil encontrar opciones en una sociedad en muchos puntos poco preparada, con ciudades no siempre accesibles y con mucha falta de información e ideas y estereotipos prefijados, que nos generan nuevos miedos y prejuicios ante situaciones o personas diferentes a lo que consideramos o nos venden como “lo normal.”

Con estos pensamientos y con algún que otro intento frustrado de embarcarme en alguna aventura, lo que tambaleó mi ilusión e hizo aflorar un poco esos miedos escondidos que todos tenemos, pero el gusanillo de viajar seguía ahí y en mi incesante búsqueda di con Paradise revolution y su propuesta de viaje a India.

Conchi, familia India y Javier
¨ Una persona ciega viajando ¨ : Conchi, familia India y Javier

En este punto se empezaron a mezclar mi motivación por unirme a esta aventura, que nace sobretodo de mi inquietud por conocer lugares, culturas, personas, etc.

Mis ganas de viajar y aprender de todo y por qué no, ese puntito de rebeldía ante las barreras que se ponen en el camino, con mi ilusión por conocer un país con el que soñaba hace mucho tiempo, mi necesidad en un punto de cambios y ajustes en mi vida del aprendizaje en crecimiento personal que ello me daría.

Miedos

ADEMÁS, POR ENCIMA, la voz de mi mente despertando mis miedos ¿y si no cuadro con la gente?, ¿y si no me aceptan?, demasiadas situaciones y cosas nuevas a las que enfrentarte ¿podrás?
Y un miedo más objetivo basado en las limitaciones reales que dan la ceguera en mi caso, una persona ciega viajando… Ciudades escasamente  urbanizadas e inaccesibles, poco adaptadas y en absoluto  acostumbradas a la discapacidad, saber que en estas circunstancias mi independencia y autonomía se ven mermadas lo que me hará imprescindible acompañamiento en lugares intransitables con un bastón y alguna que otra indicación y el hecho de viajar sola contando con la confianza que Javier me estaba ofreciendo  y con la buena voluntad sin obligación alguna, de mis compañeros de aventura para solventar estas limitaciones ¿podría?

 

Conchi sentada en el suelo, a orillas del lago que la separa del templo de oro en Amritsar
¨ Una persona ciega viajando ¨ : Conchi en el Templo de oro en Amritsar

Vivencias y aprendizajes

Si hablo de este viaje, lo haría en mayúsculas, pues mis expectativas no se han visto defraudadas.

No solo India como país me ha aportado, muchos dicen que es el país de los sentidos y creo que es una buena definición: los olores de la pobreza, la suciedad y los animales se mezclan con los de las especias, su gastronomía, aunque algo fuerte y picante, es variada y rica, hay mucha mezcla de colores y los ruidos de tráfico, gentes, mantras y rezos que por momentos es caótico e incesante en cada rincón.

Su misticismo y variedad cultural y religiosa me han atrapado, al igual que la sencillez, afabilidad y el trato con  sus gentes.

Por otro lado, para mí, la primera aportación de Javier con su gran empatía fue la confianza y seguridad no solo en él y su proyecto, sino también en mi misma y en mi capacidad para enfrentarme a las cosas, compartió su pasión por viajar y además, creo que me ha abierto los ojos a mi necesidad de escucharme a mí misma, romper con algunas creencias y buscar nuevos propósitos y hábitos de vida con sus sesiones de crecimiento personal.

 ¡Del grupo lo primero que diría es que no he podido tener más suerte!, personas alegres, sensibles, con muchas ganas de compartir y aprender de todo y de todos y gran naturalidad y espontaneidad, que claro está se contagiaban.

 

Grupo de viaje al Norte de la India al completo, junto a una pareja de novios Indios
¨ Una persona ciega viajando ¨ : grupo de viaje al completo, junto a una pareja de novios Indios

Ya en el previo al viaje, se nos planteó la pregunta acerca de lo que pensábamos que podríamos aportar y fue un tema muy debatido, porque yo pensaba que no tendría nada que enseñar, frente a todo lo que podría yo aprender de ellos.

Creo que por mi parte quizás he podido darles una visión más abierta y menos victimista de la discapacidad, romperles algún que otro prejuicio o estereotipo que pudieran tener por su desconocimiento y trato con la ceguera, la normalización de una persona ciega viajando, tanto que hasta en algún momento llegaban a olvidarse de mi jajaja, y el compañerismo y trabajo en equipo.

Aceptación y poder del grupo

Narrando un poco el previo al viaje, es evidente que lo primero que consiguieron de mi es que volviera a creer en el ser humano, en el sentido común y en la necesidad de empatizar que tenemos las personas.

Me han hecho sentir que soy tan diferente como lo somos unos de otros por circunstancias diversas nada más, y he perdido parte del miedo que me daba pedir ayuda por no molestar, el que te ofrece su brazo lo hace de corazón, sino no te lo ofrece, así que hay que quedarse con lo que nos dan de forma desinteresada sin plantearnos nada más.

De forma individual cada uno me aportó algo con sus conocimientos y sus vidas y todos juntos además me aportaron la parte visual del viaje, pues iban contándome todo aquello que yo me perdía al no ver. Y por finalizar y siendo algo presuntuosa, mutuamente nos aportamos resiliencia, porque juntos supimos adaptarnos a las situaciones difíciles que se nos cruzaban en el camino, que fueron varios, por poner un ejemplo, con la ascensión a una cascada en Dharamsala, donde sin ningún tipo de medios técnicos, conocimiento en guiado por montaña de personas ciegas, ni indicación previa, fuimos capaces juntos de subir y atravesar la cascada  aprendiendo todos de todos, de forma al principio caótica, pero satisfactoria y gratificante al final.

Conchi sosteniendo la cabeza a Eli en actitud entrañable
¨Una persona ciega viajando¨ : Conchi y Eli en un modo muy entrañable

Vuelta a casa

La vuelta a casa en un principio fue una gran resaca emocional, fueron 24 horas, durante 17 días en los que nos conocimos y aprendimos a convivir, compartir, desenvolvernos y sentir India plenamente todos juntos.

Una mezcla de emociones…. Por un lado tristeza  por  lo rápido que sentía que habían pasado los días y pena por la despedida, y por otro una gran alegría por todo lo que me traía con esta gran experiencia, tanto en el viaje exterior, como en el interior, además de traerme un grupo de personas maravillosas a las que espero tener como amigos por mucho tiempo.

Desde que he vuelto, siento que me tomo las cosas de otra forma, las vivo con más calma, creo que esto, más allá de algo tan superfluo como llevar un año y medio sin vacaciones, que unido a otras circunstancias del día a día que me habían hecho caer en un bucle de cansancio, desánimo y estrés, tiene más que ver con ese viaje interior que me ha abierto los ojos.

Mejoras en mi día a día

Las sesiones de crecimiento personal sobre las creencias, los valores, los hábitos, personalidades, etc, no solo estaban muy bien documentadas y explicadas de forma clara, amena y participativa, además, el hecho de compartirlas con un grupo de gente que no te conoce, que no tiene una opinión o juicio previo sobre lo que estás contando, creo que nos da un feedback muy positivo. Quizás, cuando alguien de nuestro entorno nos da una opinión o consejo, pensamos que lo hacen desde la confianza o el cariño y no le damos el valor que realmente pueda tener, pues lo vemos como más subjetivo.

Desde que he vuelto, he empezado a darle credibilidad a muchas cosas sobre mis aptitudes y capacidades, a las que hasta ahora había hecho “oídos sordos”.

Y esto, unido a que escucho más mi diálogo interno, ha empezado a empoderarme tanto interior como exteriormente.

 

Adela y Conchi, riendo en la montaña, rodeadas de barro, árboles y nieve
¨ Una persona ciega viajando ¨ : Conchi y Adela, en medio del monte

Y para finalizar

Este ha sido el viaje de una persona ciega viajando.

Estoy convencida, de que estas líneas pueden servir de inspiración a alguien, que necesita ese empuje final que le ayude a desbloquear sus miedos o a afrontar situaciones que sencillamente no se había planteado.

Con acciones que podemos ver como insignificantes todos podemos aportar y ayudar a alguien y con ello enriquecernos nosotros y eso es justo lo que me apetece hacer a mí, dar, porque:

Siempre que das, el fruto recogido es mayor.


Y con estas sabias palabras acaba su artículo Conchi.

Lo siento, ya estoy yo de vuelta (Javier), aunque sé que te hubiese encantado seguir leyendo a Conchi 😉

Yo por suerte voy a disfrutar de su compañía en uno de los retiros que he organizado este año, en las Celebraciones. Conchi no ha dudado ni un momento en apuntarse, y siento que es un privilegio contar con ella.
Si te quieres unir a ella, no tienes más que enviarme un mensaje o ver los detalles aquí.

Yo no se a ti, pero a mi me ha parecido brutal todo lo que cuenta, y para mi es un ejemplo de superación, es una rompedora de creencias limitantes, es una creadora de camino, y nos demuestra que todos podemos seguir hacia delante incluso con nuestras limitaciones.

Porque cada uno, tenemos el poder de crear esa accesibilidad e inclusividad, por el bien de todos, desde la confianza y la adaptación. 

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4 comentarios en «Una persona ciega viajando, contado por ella misma»

  1. Wow ? Las palabras que pueda decirte se quedan cortas con el abrazo que te voy a dar el día que te conozca Conchi! ? mucho que aprender de tí , enhorabuena cariño . Gracias por tu tiempo en compartir tu experiencia. Un beso!

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  2. Me siento aludida con el audio. Hay rutas y rutas, montañas y montañas…. Y he subido a sitios increibles con Conchi. Pedirla que tenga un seguro de la federacion cuando hacemos montaña me parece natural. Salgo al monte habitualmente con grupo de montaña y todos estamos federados. Cuando viajaste a la india tendrías un seguro de viaje… Cuando haces un deporte que implica cierto riesgo de accidente seas quien seas lo normal es que te federes. Cada cual pone en la balanza pros y contras… Y decide. Un beso

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    • Hola Carlota 🙂
      Tienes toda la razón, y por eso he prescindido de él, así evitamos confusiones.
      Honestamente, mi intención con el audio era inspirar únicamente, sin enfocarme en el caso concreto. Siendo muy cierto que al mencionarte cambia el contexto para ti y la gente que te conoce y os rodea, pudiéndose llegar a malinterpretar. Te apoyo 100% en tu comentario y en la seguridad en lo que respecta a la federación y los riesgos.
      La idea que me gustaría dejar, ya sea en el audio o en este comentario, es el deber que tenemos de además de proporcionar esa seguridad, transmitirla, que a todos nos cuesta, y más cuando una persona depende de nosotros en gran medida.
      Agradezco enormemente tu comentario y que se creen estos debates.
      Un abrazo 🙂

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    • Hola Carlota y Javier, efectivamente aquello fue una conversación privada sobre la confianza y lo que para mi supone y sobretodo de normalidad y yo digo siempre, en ocasiones incluso la familia que es quien más te conoce y vé como puedes apañarte en situciones es quien más impedimentos encuentra, esa era la idea de esa conversación, el hecho de que alguien sin conocer y moverse en el mundo de la discapacidad viera cosas que el entorno más cercano no ve, sin ofender a nadie. Por supuesto para montaña o cualquier otro deporte hay que ir bien asegurado además de equipado. Gracias a ambos por vuestros comentarios y por vuestra confianza en mi

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